Primero fue Calamar, luego Miraflores, El Retorno, Orito, Mocoa, Santuario y las más recientes, Florencia y Belén de los Andaquíes. Unos cuantos nombres exóticos dispersos en la extensa franja amazónica que se abre al pie de los Andes, puestos en evidencia para los sorprendidos colombianos por enardecidos pobladores. La explicación Seguir leyendo